martes, 3 de junio de 2008

Os derradeiros días da boina


Artigo íntegro publicado o 2 de xuño de 2008 por Pancho Tristán no xornal Público.


Baltar, el último de los caudillos rurales del PP gallego que consolidaron la base electoral de Fraga, anuncia su retirada.


La historia reciente del conservadurismo español incluye en su banda sonora la melodía de un trombón y el soniquete pegadizo de unos versos cual soflama: “Si no eres del PP, jódete, jódete”. Detrás del trombón, un intérprete poderoso, campechano y astuto, más famoso como político que como músico amateur: el presidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar Pumar.
En más de una ocasión, Baltar dijo: “Somos los de la boina”. Esos, los de la boina, fueron los que se encargaron de gestionar para el PP los votos de la Galicia rural que permitían a Manuel Fraga ganar las elecciones por goleada. La apelación a la boina era a finales de los años noventa de uso común para diferenciarles de los del birrete: el PP urbanita e ilustrado que tenía en Galicia como referente a un Mariano Rajoy que triunfaba en el Ejecutivo de Aznar.
Baltar, el último superviviente político de aquel grupo de señores del voto, lleva semanas anunciando que se va, que no volverá a optar a la presidencia del partido en la provincia. Los primeros pasos de su partida certifican el fin de la agonía de la era de la boina.
Datos electorales
Los resultados de las elecciones generales fueron el episodio definitivo para el fin de la carrera política de José Luis Baltar (Esgos, Ourense, 1940). La provincia de Ourense lideró la pérdida de votos del PP en Galicia, una de las comunidades autónomas en las que más apoyos se le escabulleron a los conservadores. La maquinaria electoral de un Baltar que otrora entonaba triunfante el jódete, jódete en los shows de campaña daba unas muestras de debilidad sin precedentes.
Perdió más de 27.500 votos. Retrocedía más de siete puntos en el reparto de los sufragios. Y ni siquiera valió el consuelo de que con más del 48% del total de las papeletas, estaban muy por encima de la media del partido en España. Baltar compareció la noche del
9-M ante la prensa con un discurso tan franco como sus canciones: “No obtuvimos los resultados que queríamos. No cabe ningún tipo de consideración con nosotros”.
Ese Baltar que se puso de cara ante la derrota es el mismo que enfrentó en 2004 la renovación del Partido Popular de Galicia asegurando que, si había injerencias de Madrid, abandonaría la formación y recuperaría su propio partido político, que Fraga sumó a su proyecto en 1990 para consolidar su mayoría. Y el mismo que convirtió a la Diputación de la provincia de Ourense en una máquina de generar empleos.
Su hijo, sus dos nueras, los vecinos del municipio en el que comenzó su carrera política como alcalde, amigos, correligionarios: para todos había sitio en la Diputación de Ourense. Y así continúa siendo. El Partido Socialista supo predecir hace 10 días quién ganaría el concurso por una plaza de funcionaria que estaba en liza en el organismo provincial.
Fue la portavoz del PP en el municipio de O Carballiño la que se hizo con el puesto. En la segunda prueba del concurso, los resultados de todos los demás aspirantes parecieron un reto a los estudiosos de la teoría de las probabilidades: en un peculiar caso de desaplicación colectiva, ninguno pasó del cero en el examen.
Trabajo para todos
La red clientelar de Baltar no se quedaba en el reparto de empleos públicos entre familiares y conmilitones. Alguien que dirigió una entidad pública en la provincia de Ourense hace años, cuenta que a veces sonaba el teléfono y era José Luis Baltar, que lo invitaba a cambiar lo que hiciese falta para quedarse con un proveedor determinado para un servicio contratado por la institución. En una ocasión, el teléfono sonó dos veces en tan sólo 24 horas.
Baltar proponía ahora a un proveedor diferente del que había sugerido el día anterior. Este funcionario cree que el político conservador hacía las llamadas desde su despacho para satisfacer a un interlocutor que estaba presente, alguien que se había acercado a pedirle un favor. Y es que el despacho del político orensano tiene un punto Hablar por Hablar. Pero reconvertido en un Pedir por Pedir edificado en una de las provincias de España más afectadas por el envejecimiento, la falta de oportunidades y la precariedad económica.
Planes de futuro
Y así, interpretando en ese entorno la política con algunos aires de los antiguos caciques, José Luis Baltar lleva 18 años al frente de la Diputación de Ourense. Por ahora dejará la presidencia del partido en la provincia en un Congreso que será, seguramente, el año próximo. En la Diputación podrá estar, si así lo quiere, tres años más.
Y quizás mantenga esa costumbre de hacer de su despacho la casa de todos, de recibir a todo aquel que tenga algo que pedirle. Para continuar alimentando una historia que tiene entre sus más importantes capítulos ese que cuenta cómo un alcalde del sur de la provincia quiso homenajearlo con una estatua en la plaza de su pueblo. El mismo alcalde que se ufanaba públicamente de que sólo creía en la Virgen María y en José Luis Baltar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Descanse en Paz

Chan dijo...

Hasta "Mari" baila o son de Baltarin?...