martes, 25 de noviembre de 2008

A Baltar rómpeselle o chiringuito por todos os lados

Estes días Baltar non dá feito a tapar buracos no seu partido na provincia de Ourense. En Vilamartín de Valdeorras, feudo do PP de toda a vida, a crise "popular" comezou nas pasadas eleccións locais cando o sempieterno alcalde Candal (primeiro edil dende o ano 1973) estivo a piques de perder a maioría absoluta.

Os acontecementos fóronse desenvolvendo dun xeito kafkiano ata chegar ó último pleno. A este asistiron os catro edís do PSOE, un do BNG, e sorpresa.........polo PP só acudiu Candal.

O resto de concelleiros deixaron abandoado ó seu cabeza de lista (a súa filla e número dous incluída). Aquí comezou o que podería ser o próximo guión dunha película de Berlanga.

Candal carga contra os seus concelleiros (filla incluída). Estes cargan contra Candal. O alcalde di que pactará coa oposición. Logo manifesta que non fará campaña para o PP nas vindeiras eleccións. Máis tarde di que os mellores partidos son BNG e UPyD (menudo cacao mental ten este home).

Nesto chega Baltar e manifesta na prensa que xa ten todo arranxado, que falou con Candal e que este dimitirá como alcalde o vindeiro sábado. O alcalde  di que así o fará.

Máis tarde Candal vólvese atrás e di que ó mellor non dimite. E o último episodio (de momento) prodúcese hoxe cando Baltar manifesta na prensa que non descartea que Candal pode volver a ser o vindeiro cabeza de lista en Vilamartín e que aínda non sabe a quen proporán como primeiro edil no vindeiro pleno.

Baltar é zorro vello e sabe perfectamente a que está xogando. Sabe que segundo a lexislación vixente no vindeiro pleno só poderán optar á alcaldía ós/ás cabeza de lista dos tres partidos con representación no consistorio valdeorrés. Pero como Candal agora está en contra da súa filla hai que calamlo e enganalo. Por eso manifesta que aínda son sabe quen se porá á cabeza da corporación e que ó mellor recupera a Manuel Candal para as vindeiras eleccións.

Mentras tanto ó que vai facer Candel no pleno do sábado é unha incógnita.

Benaventurados os amnésicos, porque deles será o reino dos ceos

Esto era o último que faltaba. Agora sorpréndenos Rouco Varela, presidente da Conferencia Episcopal,  dicindo que " aveces é preciso esquecer" para chegar á reconciliación.

E eu pregúntome, por que sempre lle toca ter que esquecer ós mesmos?

Deixovos ó artigo que resume á comparecencia do xefe de Jiménez Losantos para que lle deades unha ollada, se é que non vos dan nauseas antes de chegar ó final:

A veces es necesario saber olvidar”. El cardenal de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, resumió este lunes en esa frase lo que a su entender sería “una auténtica y sana purificación de la memoria”. El purpurado madrileño, que pronunció su primer discurso como presidente del Episcopado español en su asamblea plenaria, aludió con respecto a las consecuencias del movimiento por la memoria histórica a “una justificada inquietud ante el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada” alcanzada por la sociedad española.

Por si la comparación con el ambiente previo a la Guerra Civil no quedaba clara, Rouco alertó de que, aunque “la actual situación internacional y nacional no es la misma” que en la década de 1930, “siempre es necesario vigilar para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas”.

“Es necesario cultivar el espíritu de reconciliación”, añadió Rouco, “no por ignorancia o cobardía, sino en virtud de una voluntad de reconciliación y de perdón verdaderamente responsable y fuerte”.

Recordando anteriores pastorales, el cardenal de Madrid subrayó que, si bien “quedan desconfianzas y reivindicaciones pendientes”, hay que “procurar que no se deterioren ni dilapiden los bienes alcanzados”. Sobre todo, precisó, pensando en los jóvenes: “Hay que liberarlos de los lastres del pasado, no cargándolos con viejas rencillas y rencores”.

Rouco concluyó su discurso condenando “el sacrificio silencioso y legalmente tolerado” que supone el aborto, “una injusticia clamorosa”, y reclamando “una verdadera protección jurídica” para la institución del matrimonio.

Símbolos y convivencia

Si bien Rouco no hizo referencia alguna a la sentencia que ordenó la semana pasada retirar los crucifijos del colegio Matías Picavea de Valladolid, ni a la polémica sobre la presencia de símbolos religiosos en lugares públicos que ha suscitado, sí lo hizo el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, quien consideró que, este tipo de sentencias “no favorecen la convivencia”, que se construye “sobre el respeto”.

“Lo importante es que se eduque a los niños y niñas de Valladolid a respetar los símbolos religiosos de cualquier religión”, añadió. Para Amigo, “las medidas drásticas no educan a las personas”, por lo que resulta importante, en la actual situación, “no tirar por la borda” todos los símbolos religiosos, sino “ayudar a respetarlos”.

El cardenal de Sevilla publicó el último domingo una pastoral sobre la violencia de género (cuyo día internacional se celebra mañana), un aspecto poco tratado por los obispos españoles. En su misiva, Amigo denunciaba que “la violencia de género es siempre una agresión injustificable, que no necesita apellido alguno para ser inadmisible y merecedora del mayor de los desprecios. Una violencia y una tortura moralmente inaceptables, inhumanas y delictivas”.

Cañizares y la “cristofobia”

Mientras Rouco hablaba ayer de memoria, el cardenal de Toledo, Antonio Cañizares, arremetía este domingo contra la “cristofobia” que se esconde a su entender detrás de decisiones como la de no colocar una placa en el Congreso en honor de Santa Maravillas o la sentencia de Valladolid.

Cañizares –quien en los próximos días será nombrado prefecto de la Congregación vaticana para el Culto Divino–,  indicó que, tras estas decisiones, “se denota una cristofobia que, en definitiva, es el odio a sí mismos”. “Sé que me van a criticar, pero nuestra sociedad está enferma, muy enferma”, dijo el cardenal.

Los ataques de Cañizares fueron secundados por los participantes del Congreso Católicos y Vida Pública que, organizado por el CEU, congregó el pasado fin de semana a más de un millar de católicos. En el manifiesto final del mismo, entre otras cuestiones, se condenaba la “quiebra moral profunda de los valores cristianos que han generado y vertebrado, durante siglos”, la identidad de los españoles como pueblo, y se llamaba a “la actuación personal concreta y coherente” de los católicos. Su discurso también hizo hincapié en la crisis económica, que identificó con “el derroche y la ostentación, privada y pública”.

Artigo de Jesús Basante para Público.